La majestuosidad y gran esplendor del descubrimiento de las Tumbas Reales de Sipán ha sido un acontecimiento impactante en la década del 80 en la comunidad regional, nacional e internacional, colocando, una vez más, a nuestra cultura prehispánica como uno de las grandes e importantes culturas de América y del mundo.
investigaciones arqueológicas de Sipán han aperturado un nuevo capítulo en la arqueología peruana, permitiendo concentrar un mayor interés en la cultura Moche o Mochica – siglo I al VI d.-C., tiempo en el cual pertenece el Señor de Sipán, gran dignatario del siglo III d.C. que permitió a través de su descubrimiento un mayor conocimiento de su vida, organización social, política y religiosa.
La repercusión del impactante descubrimiento de las Tumbas Reales de Sipán en la comunidad local, regional y nacional, ha logrado la revaloración de la identidad cultural de la población manifestándose en diversas expresiones culturales, educativas, económicas y turísticas, convirtiendo a Sipán en un testimonio de identidad y máximo símbolo de éxito, orgullo y repercusión internacional.
A partir del descubrimiento de las Tumbas Reales de Sipán en el año 1987, se planteó la prioritaria necesidad de planificar un museo que albergue todo los tesoros arqueológicos de Sipán para su exhibición, conservación y restauración.
El proyecto se orientaba a un museo estrictamente temático que exponga al mundo la unidad de los contextos funerarios científicamente recuperados en Sipán, presentando las joyas, ornamentos, emblemas y ofrendas como pertenencias y símbolos de rango de los antiguos gobernantes de la región.
Debido al impacto mundial del descubrimiento, la edificación requería una necesaria monumentalidad, funcionalidad y el cumplimiento de los requerimientos museográficos más avanzados. Para ello, el museo debería planificarse como un proyecto de gran envergadura que presente dignamente esta herencia cultural.
Inicialmente el proyecto había sido concebido como una sala adicional o un edificio anexo al tradicional Museo Brüning, pero debido a la magnitud de este valioso tesoro cultural del Perú, se asume el reto de un edificio propio que debía combinar una arquitectura original y de personalidad nacional, con una museografía innovadora para presentar espléndida y didácticamente nuestra herencia.
El 08 de noviembre del 2002, el museo fue inaugurado por el Presidente del Perú, iniciando así su etapa de funcionamiento, con todos sus servicios complementarios, iniciándose así el nacimiento de una institución de proyección a la comunidad, con programas educativos, centro de investigación, conservación y difusión del turismo.
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